martes, 25 de septiembre de 2018

¿Quinceañero? El estreno de "Mi vida toda"






En un par de semanas estrena “Mi vida toda” en Montevideo y acabo de caer en la cuenta de que representa el estreno número 15 de mi “canon oficial” de estrenos teatrales como dramaturgo. Es un número un poco mentiroso porque he hecho unas cuantas cosas más que incluyen varias escenas de microteatro y adaptaciones de obras propias y ajenas, traducciones, además de diversas cosas en el medio audiovisual y ocasionales desempeños como director, sobre todo desde que vivo en Colonia. Pero, sí: “Mi vida toda” sería la decimoquinta obra estrenada. Así que estoy de lo más contento con mi status de “quinceañero”.
Además este estreno representa para mí un punto de inflexión porque ésta se trata de la última obra que me quedaba por escribir acerca de los temas e historias que surgieron a partir de la investigación para “SEIS, todos somos culpables”. Fue una de las historias que me quedó en carpeta. De hecho, traté de incluirla en “SEIS” de una manera muy metafórica y condensada, pero Fernando Rodríguez Compare, el director, consideró que esa historia iba a merecer, con el tiempo, un espacio para sí misma y que era mejor reservarla. Tuvo razón. Así que “Mi vida toda” viene, de alguna manera, a cerrar un ciclo conformado por “Seis, todos somos culpables”, “Tal vez tu sombra”, “Día 16”, “La bondad de los extraños” y “El mar”. Considerando que todas las obras parten de un mismo proceso creativo e investigativo y una misma intención original, puedo decir que se trata de una hexalogía. ¡La pucha! Parece que en el teatro nacional está muy de moda lo de las trilogías, tetralogías, pentalogías y todo eso, pero pensar en haber escrito una hexalogía no me hace sentir satisfecho de ninguna manera. No creo haber llegado a ningún “lugar creacional” definitorio de nada porque el trabajo de escribir nunca se termina y además uno no dejó de escribir otras cosas para escribir la hexalogía en cuestión que, encima,  tal vez no sea tal. Vamos, que lo de ser Proust es bastante más complicado. (Y también que vanitas vanitatum, omnia vanitas). Al final todo se trata de ciclos creativos. Pues bien: con “Mi vida toda” agoté las historias que recolecté cuando “SEIS”. ¿Debería bautizar a este ciclo hexalógico? Para complicarlo todo, se trataría de un ciclo con apéndices porque incluye a “Verónica Princesa”, para niños y escrita a cuatro manos con mi hermana de la vida, Alicia Dogliotti, y a “Si te contara”, para adolescentes, que estrenó este año de la mano de mi queridísimo y admirado Coco Gallardo. Estas dos obras para el público más joven refieren a los mismos temas que las del ciclo original, pero no las siento parte de él. Tal vez porque no estaban en la famosa carpeta, que es literal: tengo una carpeta donde guardé las ideas y los apuntes de todo lo que planeaba escribir a partir de “SEIS”. Estas dos últimas no estaban en el plan pero te generan la pregunta: ¿escribí una hexalogía o un octógono? ¿O un siete y medio, considerando que la de niños está escrita a cuatro manos? ¡Dioses! Hace días que no duermo pensando en la cuestión.  En fin… pongámosle nombre al ciclo con apéndices: Hexalogía del Patriarcado. ¿No es soñado? Pienso que luce mucho: da seriedad y compromiso político y queda precioso para carátula de libro. (Me estoy riendo fuerte. No debí aceptar ese whisky). Pero más allá de los chistes, creo que sería un título apropiado. En fin: perdón por la digresión temática.
Volviendo al asunto de este post, el estreno de “Mi vida toda” está programado para el 12 de octubre en el teatro El Tinglado y trata, por un lado, de la dificultad que tenían las lesbianas para conocerse entre ellas en la Argentina de principios del siglo XX (y en el mundo en general) y, al mismo tiempo, es la historia de una directora y dramaturga del hoy, recién separada y en plena crisis existencial a la que le llega, de manera insólita y atravesando casi un siglo, la historia de dos de aquellas mujeres condenadas al ocultamiento. Dentro de la gran familia LGBTQ, las lesbianas han sido uno de los colectivos a los que más les ha costado hacerse visibles. Seguramente porque se trata de mujeres y, ya sabemos, las mujeres no tienen derecho a nada, ni siquiera a ser. ¿Cómo lograban conocerse y amarse las lesbianas de principios del siglo XX? Había que ingeniárselas. ¿Cómo nos afectan hoy todos esos pliegues y universos de los amores prohibidos del pasado? No lo sé, pero seguramente nos afecten. ¿Cómo se elabora la ausencia de un gato cuando se es escritor? ¿Cómo impacta en una dramaturga y directora teatral entregada a la búsqueda del sentido de su propia existencia, el amor entre dos mujeres de hace un siglo? Muchas preguntas, pocas respuestas. Descubrí muchas cosas terribles investigando para esta obra. Algunas las cuento en ella, otras las conté en “La bondad de los extraños”. Pero aquí me di el gusto de detenerme en el amor. El amor, así, simple y llano. El amor. Yo creo que “Mi vida toda” es una obra sobre el amor. El amor que se da, el amor que se recibe, el amor que observamos en los otros, la intuición del amor. Amor.
La dirige Alicia Dogliotti y tiene un elenco de ensueño: Ileana López, Fabiana Charlo, Gianinna Urrutia y Fernando Rodríguez Compare. Una dirección y un elenco que dignifican mi trabajo de escritor y a los que les debo todo, porque uno es cuando sus textos viven. Fui a un par de ensayos y se me cayeron las medias, me morí de emoción. 
De paso, este estreno nos sirve para lanzar nuestra compañía, que es una compañía de hecho desde hace muchos años pero que con este estreno se presenta formalmente en sociedad: Medusa Teatro. ¿Qué te parece? Te esperamos en el teatro El Tinglado, desde el 12 de octubre.