En un par de semanas estrena “Mi
vida toda” en Montevideo y acabo de caer en la cuenta de que representa el
estreno número 15 de mi “canon oficial” de estrenos teatrales como dramaturgo.
Es un número un poco mentiroso porque he hecho unas cuantas cosas más que
incluyen varias escenas de microteatro y adaptaciones de obras propias y ajenas,
traducciones, además de diversas cosas en el medio audiovisual y ocasionales desempeños
como director, sobre todo desde que vivo en Colonia. Pero, sí: “Mi vida toda” sería
la decimoquinta obra estrenada. Así que estoy de lo más contento con mi status
de “quinceañero”.
Además este estreno representa
para mí un punto de inflexión porque ésta se trata de la última obra que me
quedaba por escribir acerca de los temas e historias que surgieron a partir de
la investigación para “SEIS, todos somos culpables”. Fue una de las historias
que me quedó en carpeta. De hecho, traté de incluirla en “SEIS” de una manera
muy metafórica y condensada, pero Fernando Rodríguez Compare, el director,
consideró que esa historia iba a merecer, con el tiempo, un espacio para sí
misma y que era mejor reservarla. Tuvo razón. Así que “Mi vida toda” viene, de
alguna manera, a cerrar un ciclo conformado por “Seis, todos somos culpables”, “Tal
vez tu sombra”, “Día 16”, “La bondad de los extraños” y “El mar”. Considerando
que todas las obras parten de un mismo proceso creativo e investigativo y una
misma intención original, puedo decir que se trata de una hexalogía. ¡La pucha! Parece que en el teatro nacional está muy de moda lo de las trilogías, tetralogías, pentalogías y todo eso, pero pensar en haber escrito una
hexalogía no me hace sentir satisfecho de ninguna manera. No creo haber llegado
a ningún “lugar creacional” definitorio de nada porque el trabajo de escribir
nunca se termina y además uno no dejó de escribir otras cosas para escribir la
hexalogía en cuestión que, encima, tal
vez no sea tal. Vamos, que lo de ser Proust es bastante más complicado. (Y también que vanitas vanitatum, omnia vanitas). Al
final todo se trata de ciclos creativos. Pues bien: con “Mi vida toda” agoté
las historias que recolecté cuando “SEIS”. ¿Debería bautizar a este ciclo
hexalógico? Para complicarlo todo, se trataría de un ciclo con apéndices porque
incluye a “Verónica Princesa”, para niños y escrita a cuatro manos con mi hermana
de la vida, Alicia Dogliotti, y a “Si te contara”, para adolescentes, que
estrenó este año de la mano de mi queridísimo y admirado Coco Gallardo. Estas
dos obras para el público más joven refieren a los mismos temas que las del
ciclo original, pero no las siento parte de él. Tal vez porque no estaban en la
famosa carpeta, que es literal: tengo una carpeta donde guardé las ideas y los
apuntes de todo lo que planeaba escribir a partir de “SEIS”. Estas dos últimas
no estaban en el plan pero te generan la pregunta: ¿escribí una hexalogía o un
octógono? ¿O un siete y medio, considerando que la de niños está escrita a
cuatro manos? ¡Dioses! Hace días que no duermo pensando en la cuestión. En fin… pongámosle nombre al ciclo con
apéndices: Hexalogía del Patriarcado. ¿No es soñado? Pienso que luce mucho: da
seriedad y compromiso político y queda precioso para carátula de libro. (Me
estoy riendo fuerte. No debí aceptar ese whisky). Pero más allá de los chistes,
creo que sería un título apropiado. En fin: perdón por la digresión temática.
Volviendo al asunto de este
post, el estreno de “Mi vida toda” está programado para el 12 de octubre en el
teatro El Tinglado y trata, por un lado, de la dificultad que tenían las
lesbianas para conocerse entre ellas en la Argentina de principios del siglo XX
(y en el mundo en general) y, al mismo tiempo, es la historia de una directora y
dramaturga del hoy, recién separada y en plena crisis existencial a la que le llega,
de manera insólita y atravesando casi un siglo, la historia de dos de aquellas mujeres
condenadas al ocultamiento. Dentro de la gran familia LGBTQ, las lesbianas han
sido uno de los colectivos a los que más les ha costado hacerse visibles.
Seguramente porque se trata de mujeres y, ya sabemos, las mujeres no tienen
derecho a nada, ni siquiera a ser. ¿Cómo lograban conocerse y amarse las
lesbianas de principios del siglo XX? Había que ingeniárselas. ¿Cómo nos afectan hoy todos esos pliegues y universos
de los amores prohibidos del pasado? No lo sé, pero seguramente nos afecten. ¿Cómo se elabora la ausencia de un gato cuando se es escritor? ¿Cómo impacta en una dramaturga y directora teatral entregada a la búsqueda del sentido de su propia existencia, el amor entre dos mujeres de hace un siglo? Muchas preguntas, pocas respuestas. Descubrí
muchas cosas terribles investigando para esta obra. Algunas las cuento en ella,
otras las conté en “La bondad de los extraños”. Pero aquí me di el gusto de detenerme
en el amor. El amor, así, simple y llano. El amor. Yo creo que “Mi vida toda”
es una obra sobre el amor. El amor que se da, el amor que se recibe, el amor que observamos en los otros, la intuición del amor. Amor.
La dirige Alicia Dogliotti y
tiene un elenco de ensueño: Ileana López, Fabiana Charlo, Gianinna Urrutia y
Fernando Rodríguez Compare. Una dirección y un elenco que dignifican mi trabajo de escritor y a los que les debo todo, porque uno es cuando sus textos viven. Fui a un par de ensayos y se me cayeron las medias,
me morí de emoción.
De paso, este estreno nos
sirve para lanzar nuestra compañía, que es una compañía de hecho desde hace
muchos años pero que con este estreno se presenta formalmente en sociedad:
Medusa Teatro. ¿Qué te parece? Te esperamos en el teatro El Tinglado, desde el 12 de octubre.
La voy a ver !!!!!!!! abrazo y exitos Fede y equipo
ResponderEliminarTe esperamos, Dani!!!
ResponderEliminarQue de +
ResponderEliminarTe esperamos en el teatro El Tinglado a partir del 12/10!
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